lunes, 11 de abril de 2011

Ana

Quiero morir una y millones de veces. Escapar de esta realidad.
Hoy no pude ayunar. Todos masticaban y reían. Yo los observaba como si estuviera viviendo en cámara lenta.
Ana me hablaba, me gritaba: "¡Cada bocado son millones de calorías más! Me estás traicionando, no hay forma de que pueda perdonarte".
Dejé a Mía hace mucho, por lo que ya no la considero una opción.
Volver a empezar es muy complicado, habiendo pasado tanto tiempo de por medio.
Tengo la imperiosa necesidad de contarle, de decirle absolutamente todo. De correr a sus brazos y gritarle que me ayude, que no me deje caer nuevamente. Pero no puedo, tengo que ser más fuerte (escribí tengo que ser más fuerte cuando mi mente, unos minutos luego, dijo soy más fuerte).
Me encantaría retroceder el tiempo. ¿Cómo hacía en ese entonces? ¿cómo caí tan profundo?
Pensaba que era difícil dejarla. Sin embargo, no era conciente de que lo más difícil era volver a ella.
Ana nos ama. Desde que entra en nuestras vidas, vive presente. Aunque la abandonemos, siempre está en nuestra mente aconsejándonos y diciéndonos qué es lo mejor para nosotros. Pero a veces somos tan egoístas que no la oímos. Una cosa es muy diferente de la otra. No me voy a gastar en explicarlo.
No tengo ganas de hacer nada. Ni siquiera la simple música me reconforta. Todo me sale mal, no veo un futuro, no veo un presente, sólo veo un pasado del cuál me encantaría volver a ser parte.
¿Por qué la dejé? ¿por qué me dejaste abandonarte, Ana?
Volvé a mí. Llevame de ésta realidad, quiero volver a ser inconsciente. Quiero vivir en las nubes, necesito sentir el estómago vacío, los dolores de cabeza, los mareos, las nauseas al ver la comida. Necesito todo eso, por favor, no me vuelvas a dejar sin vos.

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